Estos últimos meses me han enseñado que la vida a veces da giros inesperados y a veces necesarios. Esto no significa que sea fácil cambiar de un día para otro.
La vida viene con el cambio constante pero nadie te prepara para el cambio; sólo sucede y tienes que procesarlo mientras sigues viviendo porque la vida no se detiene. A veces me gustaría poder tomarme un tiempo fuera de “la vida” y respirar un par de horas para acostumbrarme un poco a vivir algo que pensé que no viviría nunca.
Todo el tiempo están sucediendo este tipo de cambios, un nuevo trabajo, una ruptura amorosa, la muerte de alguna persona, cambiar de ciudad o simplemente de rutina de sueño. Nadie te prepara para el cambio porque no lo puedes ver hasta que ya lo estás viviendo.
Los cambios más importantes de la vida son los que no avisan que vienen, los inesperados; esos que no tocan y esperan a la puerta, llegan como tornado y rompen todo a su paso.
Últimamente me he sentido así, como en medio de un tornado en el que todo lo importante da vueltas frente a mis ojos, pero simplemente son cosas, personas o experiencias que eran, que ya no son.
Lo jodido de vivir es que el consuelo de que todo cambia, es que todo cambia. Un proceso no lineal que se transforma a diario con lo que hacemos, dejamos de hacer y con todo lo que sentimos.
A veces me gustaría que la vida cambiara más lento o que avisara que va dar un giro repentino para ponder agarrarme de la silla, cerrar los ojos y respirar.
La vida cambia, hoy estoy triste quizá después no. Los detalles de vivir son esas cositas por las cuales no cambiaría nada de la experiencia en sí.
Todo se transforma, cambia y pasa; aunque no parezca así hoy domingo por la noche que me siento miserable. Todo pasa.
¿te has sentido así?
-cacho de humano
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