Hoy me cuestioné mi vida y lo que quiero que sea más de una vez en el día; estar en los earlier twenties se siente como cuando te daban un dibujo de papel para recortar en la primaria, de esos que tienen una línea punteada para no cortar mal o equivocarse; la diferencia con los dibujos de la infancia es que a esta edad el dibujo cambia todos los días y a veces no hay tijeras.
Todos los días la imagen de lo que creemos “correcto” o “viable” para nosotros cambia porque existen muchas opciones. No digo que nos tengamos que cerrar a sólo una pero la constancia hace a los proyectos; ya sean laborales, personales, amorosos, familiares y o amistosos.
Al no tener nada es fácil arriesgarlo todo pero para tener algo hay que “sacrificar” otras cosas. Me caga la palabra “sacrificar” yo la cambiaría por la palabra “ocupar”. Hay que ocupar el tiempo en lo que creemos correcto en ese momento pero el dilema es saber cuánto tiempo es suficiente o si vale el esfuerzo seguir decidiendo esa opción.
Estamos sobrestimulados con opciones que empieza a volverse abrumador soñar con el futuro; hay muchísimos escenarios y al menos a mí me pasa que quiero vivirlos todos pero YA.
La inmediatez es un problema para mí, entender que las cosas toman tiempo en pasar es difícil pero necesario.
Hoy no quiero seguir mi línea punteada, quiero tener muchos dibujos e irlos cortando al mismo tiempo para llenar todas esas facetas que quiero ocupar. Quizá es algo que sólo me pasa a mí. La verdad lo dudo mucho.
Es humano quererse comer al mundo cuando uno tiene 22 años, 23, 58 o 41. ¿te pasa?
-cacho de humano
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